¿El tamaño del cerebro realmente determina nuestra inteligencia?
Avances en neurociencia cuestionan ideas antiguas sobre inteligencia, revelando factores más complejos que el volumen cerebral.
Por años, se ha sostenido la idea de que un cerebro más grande podría significar mayor inteligencia, una noción que, según investigaciones, ha servido para justificar actitudes racistas y machistas en la historia.
Según un artículo de El País, la neurociencia moderna ha revelado que esta creencia carece de base científica. Con los avances en tecnología de neuroimagen, se ha comprobado que el volumen cerebral y el coeficiente intelectual (CI) no tienen una correlación significativa.
¿SE ESTÁ REDUCIENDO EL CEREBRO HUMANO?
— Universo Recóndito (@UnvrsoRecondito) June 21, 2024
En nuestra evolución se observó un aumento espectacular en el tamaño del cerebro, triplicándose en la transición de Australopithecus al Homo.
Pero parece haber habido una disminución del cerebro del Sapiens desde el paleolítico.
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La historia de esta creencia se remonta al siglo XVIII, cuando Petrus Camper desarrolló el concepto del “ángulo facial” como medida de inteligencia. En el siglo XIX, el estadounidense Samuel Morton sugirió que el tamaño craneal indicaba el nivel de inteligencia, situando a los caucásicos en la cúspide. Sin embargo, estudios actuales refutan sus teorías, señalando que el sesgo racial y sexista sesgó sus conclusiones.
Aunque la inteligencia sigue siendo difícil de definir, se suele asociar con la capacidad de resolver problemas, de ser creativo y de adaptarse al entorno.
La neurociencia moderna subraya que factores como la cantidad de materia gris, la eficiencia neural y la configuración del sistema límbico influyen en la inteligencia, pero el tamaño del cerebro no es determinante.
La inteligencia no depende del volumen del encéfalo,
El índice de encefalización —relación entre el tamaño cerebral y el tamaño corporal— ofrece una perspectiva interesante al comparar especies. En humanos, el índice es alto, aunque en otras especies, como los delfines, también se presenta un nivel considerablemente elevado sin significar mayor inteligencia.
Estos datos muestran que la inteligencia es una propiedad compleja y emergente que no depende exclusivamente del volumen del encéfalo, sino de factores diversos y adaptativos que no pueden ser medidos fácilmente.
Con esto, la neurociencia sigue desafiando mitos pseudocientíficos y esclareciendo los verdaderos determinantes de la inteligencia.
(Con información de Muy Interesante)