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En las creencias cristianas se recomienda “nunca pactar con el diablo”, ya que tarde o temprano vendrá a cobrar, y muchas de las veces esto representa grandes desgracias, sin embargo, en ocasiones las autoridades son permisivas con “las buenas acciones de los integrantes del crimen organizado” y la violencia aparece.

Ante la crisis sanitaria por la Covid-19 en México, tanto los grupos criminales como las fuerzas de seguridad respondieron modificando sus actividades y los tipos de presencia en el territorio. Un equipo de investigadoras e investigadores del Programa de Política de Drogas (PPD) del CIDE, encabezados por las doctoras Laura H. Atuesta Becerra y Samantha Pérez Dávila, realizaron el análisis de las despensas y otros apoyos otorgados por los grupos criminales, identificándose quince grupos. Otros apoyos entregados fueron útiles escolares (por parte del Cártel de Sinaloa) y dinero (por parte del Cártel de Sinaloa y el Cártel Santa Rosa de Lima). En Sinaloa, la entrega de dinero no se hizo personalmente, sino que los cajeros automáticos empezaron a emitir billetes de 200 pesos con las siglas JGL correspondientes a Joaquín (“El Chapo”) Guzmán Loera, antiguo líder y fundador de la organización, quien actualmente se encuentra encarcelado en Estados Unidos.

La hija de “El Chapo” Guzmán, Alejandrina Guzmán, también utilizó el nombre e imagen de su padre para entregar apoyos en Guadalajara, Jalisco, en donde se les obsequiaron despensas a adultos mayores, regalos con la imagen del narcotraficante junto con pelotas y bolsas de dulces a los niños, utilizando estas ayudas para promocionar su firma comercial “El Chapo 71”. Después de los primeros meses de pandemia, las despensas se suspendieron para reaparecer nuevamente en épocas navideñas y ocasiones especiales. Básicamente, las “despensas navideñas” estuvieron a cargo del Cártel de Sinaloa en los estados de Sinaloa y Baja California, y el CJNG en Michoacán y Jalisco, respectivamente.

En donde se detallan las entregas de apoyos otorgados al final del año (la mayoría en diciembre 2020), no siempre se entregaron despensas y no siempre fue una actividad altruista por parte de los grupos criminales. Por ejemplo, el Cártel Jalisco Nueva Generación entregó en Zitácuaro, Michoacán, bonos con dinero a sus simpatizantes, producto de extorsiones a diferentes negocios. Los sicarios cobran desde $3,000 a un vendedor ambulante hasta $80,000 a las gasolineras y grandes tiendas. El mismo CJNG también construyó un hospital privado cerca de Tomatlán, Jalisco, para atender a su líder “El Señor de los Gallos”, aunque también anunciaron que brindarían servicios de salud a la población de la zona que lo necesitara.

Actualmente se puede observar cómo integrantes del crimen organizado benefician a unos pocos para fomentar desgracias a muchos, las desapariciones, el cobro de derecho de piso, la permisividad para que los jovenes adquieran más drogas letales, secuestros, ya no digamos la inseguridad, detrás de las buenas acciones se corre mucha sangre, con el diablo no se pacta. El 13 de agosto conocimos la historia de alboroto que aconteció en la Col. San José Vergel, luego de que detuvieron a unos presuntos narcovendedores, los familiares pretendieron evitar el operativo, es de suma preocupación este tipo de conductas “familiares”, fue la antelación de la violencia en algunos estados del norte del país.

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