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Cada día es más común ver que gente menor o igual a cuarenta años se infarta, tiene ruptura de aneurismas, hipertensión arterial, diabetes mellitus o intenta suicidarse. Como servidor de la salud, este particular me preocupa, toda vez que estamos viendo un giro de 180 grados en cuanto a los sujetos afectados por enfermedades que antes se consideraban de viejos, actualmente llamados de la tercera edad. Si alguien lo duda, para muestra un botón, al destacar los cánceres.

Los excesos en el trabajo, estrés, exigencias sin mediar análisis ni cuestionamientos hacia cualquier servidor llámese del área privada o institucional, están orillando a la aparición de enfermedades que en otrora época su presencia era patente arriba de los cincuenta años. La pregunta inmediata es sobre que factores están influyendo a tal fenómeno, de cuyas hipótesis planteo algunas, de las cuales usted, amable lector, podrá estar o no de acuerdo.

En primer término mencionaría a la microbiota y/o macrobiota, que son los gérmenes que habitan de forma simbiótica (en equilibrio y de común acuerdo con nuestro organismo sin afectarnos) en el exterior (vgr la piel) o en el interior (vgrs. el intestino), que cual cancerberos permiten o no la entrada con posterior estimulo favorecedor para el desarrollo de enfermedades inmunológicas. Alguna vez se han preguntado ¿por qué la psoriasis se presenta predominantemente en las caras posteriores y no anteriores de las extremidades y en el tronco y piel cabelluda? o ¿el por qué las dermatitis alérgicas predominan en las caras anteriores de las extremidades superiores e inferiores y por qué no en todo el cuerpo?, ¿a que se debe que selecciones sitios de daño?

¿Sabía usted que existe un sistema de defensas conocidas como Inmunoglobulinas del tipo A, que viven en nuestro intestino y pueden ser violentadas cuando este ambiente de microbiota se altera con los alimentos y sustancia agresivas como los anabólicos que le inyectan al ganado, cerdo o contienen las aves o los pesticidas utilizados en los campos de vegetales, amen de conservadores de alimentos para que puedan durar en un supermercado meses, según su país de origen?

Ni qué decir del estrés, con excesos en las presiones laborales, inequidad entre la oferta y demanda, las quejas sentidas sin fundamento legal, abanicadas por los pseudolitigantes que pululan, cual avispero africano o carroñeros de los terrenos baldíos. Hacia dónde vamos en este mundo con los escenarios planteados.

Para concluir, sólo les invito a la reflexión y les conmino a sumar esfuerzos en este momento en que lo que más necesitamos es la unión, el apoyo, el aumento de bríos y con el conocimiento conjunto para sacar adelante a este país, al igual que a la salud del pueblo mexicano. Con lo anterior quiero emular a Antonio Lozano Gracia y su libro “La fuerza de las instituciones: poder, justicia y seguridad pública en México”, escrito en el 2002, reflexionemos como sociedad.

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