Esta temporada 2022 se ha comportado diferente a otras, principalmente a las de 2020 y 2021, en donde el fenómeno de “La niña” estuvo presente y hubo una gran actividad temprana en la primera etapa que abarca del 1 de junio al 31 de julio, pero este año aun con la presencia de la “La niña” han habido otros factores que han impedido que se formen ciclones, como el aire seco que se mueve del Atlántico subtropical al Atlántico Tropical y el polvo del Sahara en el océano Atlántico, en el mar Caribe y Golfo de México.

Todos los modelos matemáticos de predicción indican que el aire seco disminuirá y eso dará lugar a mejores condiciones para la formación de huracanes en la cuenca del Atlántico, Golfo de México y mar Caribe, esto conforme nos acercamos a la etapa pico o intensa de la temporada, del 20 de agosto al 10 de octubre, aunque la temporada finaliza el 30 de noviembre.

En el cuadro muestro la formación de ciclones de 2019 a 2022, durante junio a agosto:

 

 

Cabe recordar que a la Península de Yucatán los peores ciclones siempre le han afectado en esta etapa, salvo lo que ocurrió en el mes de junio de 2020, cuando “Cristóbal”, siendo tormenta, nos dejó acumulados de precipitaciones jamás ocurridos en Yucatán, provocando inundaciones inéditas. Fuera de este ejemplo, los peores huracanes han llegado en la etapa intensa, sobre todo, en el mes de septiembre.

Si hacemos un recuento, nos encontraremos con que a fines de septiembre de 1955 llegó el que ha provocado el mayor número de muertes en la Península de Yucatán, el huracán “Janet”, de tristes recuerdos para Chetumal y Xcalak; el huracán “Beulah”, en 1966; “Gilberto”, a mediados de septiembre; “Isidore”, en el 2002 a fines de septiembre, que por cierto ha sido el último huracán intenso que ha golpeado Yucatán; “Dean”, en 2007, que ha sido el último fenómeno intenso que ha azotado a la Península.

Pese a la tranquilidad que ha habido, la población yucateca no debe de confiarse y debe estar preparada en caso necesario.